miércoles, 13 de abril de 2011

9.

Toda mi atención se centra en él. El resto de gente ha desaparecido incluso antes de que salga del salón al vacío y silencioso pasillo.

-Are you OK? You sound a little…nervous.

-I’ve told you, I’m at a kind of...party in some friends’ house.

-That thing you Spanish people call “botellón”, right?

Me quedo atónita, mirando la BB con ojos como platos. Su conocimiento a veces supera todas mis expectativas.

-…yeah.

Le oigo reír.

-You’re so surprised. I know some little things here and there…

-I see.

-I think there’s something more, but I don’t know what.

-What are you talking about?

-Maybe I’m being fool, but your voice sounds as if your heart was beating fast.

Definitivamente, frontman... HOW. THE. FUCK.

-I...I don’t know why. I mean... how could you know such a thing?

-It’s weird, huh? But as you spoke I thought of that day in Scotland. Outside the bar-añade, aunque ya sabía a lo que se refería.

Antes no sé, pero ahora mi corazón parece un tren de alta velocidad.

-Oh… well…

-Oh, that’s sweet. I’ve made the funny girl out of words. What’s his name?

...THE FUCK?

-I...what?

-It’s OK if you don’t wanna tell me-le oigo decir con voz suave-. I was just curious, nevermind.

-Adrián-me oigo a mí misma decir, aunque no quiero.

-Sorry?

-It’s his name. His name is Adrián-digo en apenas un hilo de voz.

-Sounds good. You know, we don’t have to talk right now if you were…busy.

¿Me creo demasiado cuando me parece oír una nota de celos en su voz?

-I can’t even…

-What?

-I don’t know.

-Uhm, ok.

-It’s OK if I hang up? You know, I can’t leave the p...

-Of course, of course, we’ll talk any other time.

-It’s stupid...

Espera un momento, y al ver que no sigo, me dice:

-What?

-I’d rather stay talking to you. Hello, Jared.

Y antes de que pueda decir nada, he colgado.

Cuando vuelvo, Melisa me mira y en su expresión puedo leer: “El frontman, ¿no?”. Con una sonrisa. Yo no se la devuelvo, y busco casi con ansia mi vaso.

Una mano me lo ofrece antes de que pueda preguntar.

-¿Malas noticias?-me sonríe quedamente.

-¿Uhmm?-digo yo, bebiendo un largo trago.

-Como has vuelto tan alterada, pensé que tal vez te han dado una mala noticia…

No puedes decirme eso con esa sonrisa tan dulce. No-puedes.

-No, bueno… No exactamente-sonrío también con mi sonrisa más dulce, sintiéndome algo estúpida. Pero parece hacer efecto en él.

-Mmm. Entonces no te emborracharás tanto.

Le echo una mirada desafiante.

-Ah, ¿eso es lo que querías? ¿Que me emborrachara hasta perder el sentido?

-No, menos de eso…

-…ya, lo suficiente como para no sentirte culpable por lo que fueras a hacer.

Hace un rato no podía hablarle, y ahora le estoy machacando a zascas. Oh sí, ésa soy yo. Cómo molo.

Él frunce el ceño.

-¿Y qué se supone que iba a hacer?

Pongo mi sonrisa más provocadora.

-Dímelo tú.

-No voy atacando a las damas.

Me desinflo, y me arrepiento de lo que hago. No quiero cabrearle.

-No, no pareces de ese tipo. Lo siento.

No sé qué cara habré puesto, porque él se inclina hacia mí como dudando, y luego, apoyándose en la mesa igual que yo, a mi lado, me pasa un brazo por encima de los hombros, dándome un apretón.

-Ey, no es para tanto.

Intento concentrarme para responder, algo difícil teniéndole a esta distancia.

-Puf, es que últimamente parece que ataco a todo lo que se mueve…-sonrío, una sonrisa algo temblorosa. Me parece que me está dando el bajón. Fuck.

-Me dejaría atacar-sonríe él.

-¿No es eso un poco atrevido teniendo en cuenta que es la primera vez que…tenemos una conversación que se pueda llamar realmente así?-sonrío. Le miro a los ojos, sin darle tregua.

-¿Lo es?-dice él, tentativo, sin querer mostrar del todo sus cartas. Oh, eres de los míos.

Antes de que pueda contestar, alguien me llama. Quieren jugar a no sé qué juego de beber… como si no estuvierais suficientemente pedo ya. Nos sentamos, el uno al lado del otro, por supuesto. Creo que no me equivoco si pienso que éste hoy, sí o sí, quiere guerra. A su otro lado está D., que nos echa una mirada algo jocosa.

-Alma, me parece que estás poco pedo tú-me dice.

-¿Ah, sí?

-Todavía alcanzas a coger el vaso correctamente… sí, definitivamente.

-Es que algunas aguantamos mejor el alcohol-le lanzo yo la pulla.

A mi lado, Adrián se parte disimuladamente. D., algo ofendido, me contesta:

-Algunos no bebemos como nenazas, y bebidas para nenazas.

-Haaaaa, ése no serás tú, ¿verdad?

Pero antes de que me pueda replicar, nos llaman la atención para explicar las reglas del juego.

Mientras éste dura, noto leves roces, alguna mirada, y a mí misma sentirme cada vez más a gusto en su proximidad… Evidentemente, y como alguno de los demás ya empiezan a notar, estamos tonteando. Melisa, poco sutil, no oculta su “troll face” cuando me mira.

Extrañamente, me siento pletórica. Y a veces me temo a mí misma cuando me siento así. A mí y mi capacidad para hacer locuras.

Cuando se cansan finalmente del juego, los únicos que aún conservamos un poco de compostura somos él y yo, pero veo que ambos fingimos estar un poco peor para tontear con el otro con menos vergüenza. Sobre todo ante los otros. Sonrío.

Me levanto para ir al baño al notar que mi nivel de alcohol está llegando a su límite. Voy con una sonrisa tonta todo el rato, y no sé si es fruto del alcohol o de otra cosa. Aprovecho para mirar la BB. Un mail parpadea.

“I didn’t mean to be rude.”

Me sale una risa histérica. Salgo del baño, y me encuentro a Adrián, que parece estar esperando para entrar.

-¿Tú también habías llegado al límite?-me sonríe.

Sonrío. No sé por qué, pero tus ojos parecen hablarme mucho más que tu boca.

-Sí, pero no he hecho más que empezar.

Si sonríes así, tiene que significar algo.

-Eso está muy bien-se inclina hacia mí, acorralada en la puerta del baño.

Le miro intensamente unos segundos, el tiempo suficiente antes de que el silencio se vuelva incómodo.

-Me gustan tus ojos-digo entonces.

WTH. ¿De dónde han salido esas palabras?

-¿Ah, sí?-sonríe complacido pero como sin saber qué decir.

-Sí-esta sinceridad que sólo el alcohol me da…

Parece sorprendido.

-Gracias-me dice, y está tan cerca que noto su aliento a cerveza.

Muevo un poco los ojos, estudiando su mirada y el resto de su expresión. Sonrío. Él también sonríe. En silencio, ninguno dice nada.

Alzo los brazos y le rodeo el cuello. Él, con ambos brazos apoyados en el marco de la puerta, sonríe más ampliamente, y acerca tanto su cara a la mía que me cuesta enfocar para mirarle. Aunque llegan leves ruidos del salón, aquello está tan silencioso que se pueden oír nuestras respectivas respiraciones.

-¿Puedo pedirte una cosa?-susurro.

-¿Mmm? Sí, dime.

-Bésame ya, anda-tuerzo la sonrisa.

Él también sonríe, y sus labios se juntan con los míos, y tienen un extraño sabor dulce mezclado con el amargo de la cerveza. Mis manos aprietan instintivamente su nuca, el resto de mi cuerpo parece perder gravedad. Él también posa sus manos en mi espalda, luego bajan hasta mi cintura, y me empujan hacia él, buscando un mayor contacto. Cuando nuestras bocas se separan la suya va en busca de mi cuello, mientras dejo escapar un suspiro. De repente, la urgencia parece asaltarnos, y me empuja dentro del baño, y la puerta se cierra sola del movimiento, con un leve portazo. Siento el frío de los azulejos en mi espalda. Sus labios recorren mi cuello, se acercan peligrosamente a mi escote. Mis manos hacen fuerza contra su cuerpo, casi arañando su nuca. Me asalta la necesidad de su boca, y se abre, y nuestras lenguas se enredan, por un momento casi nos ahogan. Nos separamos con una risa, y volvemos a empezar. Sus manos recorren todo mi cuerpo, y parecen querer meterse por debajo de mi camiseta…

Un fuerte golpe en la puerta del baño.

-¡Eh! ¡Que los demás también queremos mear!

Separándonos bruscamente, nos reímos en voz baja, cómplices.

Uno de los inconvenientes de liarte con alguien es que enseguida quieren emparejarte, enseguida hablan de ello, enseguida… Qué cotilla es la gente, madre mía. Sé que la mayoría lo hacen por picar, por ponerte nerviosa y así, pero… Me estreso, porque realmente me pongo nerviosa, estúpidamente. Realmente no sé si esto va a llegar más allá de un lío, pero… Por primera vez, no me emparanoio sobre el asunto. ¿Que por qué? Por las llamadas de dos hermanos.

“Llegará el día en que te mencionen en un tweet, y ahí moriremos todos, y la primera tú”

“Oh, gracias, hombre”

“Eh eh eh EH como eso llegara a pasar…”

“Pero ¿qué estamos, tontos?”

“Oye, ¿y por qué no”

“Eso, podría pasar”

“Vamos a ver. No pueden hacer eso. No hablan de su vida privada en el twitter, lo primero, más que lo justo para decir “me he ido a no sé dónde” o “he comido no sé qué”. Y luego… ¿qué tal os sentaría que hablaran sobre cualquiera del Echelon así? No pueden, no sé, darme más importancia, o como cojones quieras llamarlo.”

“Bueno, también es verdad. No mencionan a las muchas que se tirarán por el mundo… xD”

“¿Te imaginas? No les llegaría twitter para toda esa lista. LOL”

“Veeeeeenga FIESHTA”

“Alegríaaaaa”

“Haaaaaa”

“Estáis para encerraros. TODOS”

“Bueno Alma, relaja la pestaña eh”

“Aquí la tía, que se enrolla con tíos teniendo al frontman babeando por ella…”

“Oh oh ooooh sabía yo que llegaría esto. QUE NO. El frontman y yo no tenemos nada, así que cada uno vive la vida como quiere”

“Pero…”

“Sin peros que valgan. Me alegro de poder hablar con los Leto de vez en cuando, eso nunca lo voy a negar, pero no estoy liado con ninguno, así que…”

“Pero el frontman quería contigo…”

“Como podía haberse tirado a cualquier otra. ¿No lo entendéis?”

“A las que se tira por ahí no las llama a todas horas.”

De pronto, aquella frase me golpea, como una bofetada. Eso es cierto, pero… Ahí está la cuestión. Me ve como una buena amiga con la que hablar largo y tendido, pero nada más. Me emociona pensar eso. En poco tiempo, ganarse al frontman así… No sé, ¿de verdad me lo tengo ganado de aquella forma? Puede que sólo esté un poco aburrido de la gente de siempre, y por eso me llame tanto. A mí, que soy la novedad. ¿Y Shannon? Bueno, Shannon es muy friendly, siempre me lo pareció, así que no me parece tan extraño… Aunque me alegra que encuentre tiempo, en su apretada agenda, para charlar un rato conmigo.

No sé qué soy para los Leto, pero no me importa. Pienso disfrutarlo.

“¿Alma?”

“La has dejado muerta…”

“ALMAAAAAA”

Suspiro y tecleo.

“Bien, me alegro de significar algo más para ellos, pero… nevermind.”

Nevermind??? Eeeeeh… Alma…”

“Alma, ASDFGHJKL.”

“A ver, no os lo flipéis xDDD”

“Perdona si nos lo flipamos porque significas tanto para los Leto como para andar llamándote a todas horas…”

“Que por cierto ya podrías enchufarnos… ¬¬”

“Shannon ya sabe todos vuestros nombres :)”

“WTF???”

“QUÉEEEEE??”

“CÓMO CÓMO CÓMOOOO”

“JAJAJA. A ver, y que sepáis que preguntó él. Yo le hablo mucho de vosotros y de todas las cosas tipo Echelon que hemos hecho… Y él se interesó por vosotros, me preguntó por la gente con la que estuvo hablando en Escocia, etc.”

“DIOS ES QUE SHANNON ES PUTO AMOOOOR”

“ES EL PUTO AMO”

“ES QUE MELOFO”

“HAAAAAA. Pues ya veis, EH. Os hago mucha promo xDDD”

“PERO PERO PERO… A ver, explica eso bien. PUNTO POR PUNTO.”

Y les hablo de mis conversaciones con Shannon, un resumen de todo lo que le he contado sobre ellos, porque con Shannon es fácil hablar de estas cosas. Siempre nos andamos vacilando, pero desde aquel día que patéticamente me eché a llorar, se interesa mucho por mí y esos amigos que echo tanto de menos, y que, como bien dijo él, he conocido “por su culpa”. Sonrío mientras les escribo todo aquello.

Cuando suena la BB, casi me da un infarto. Shannon. HAAAAA.

-Hola-digo con voz cantarina.

-Oh, happy girl today-ríe él al otro lado.

-This is not good for your ego, but I’m talking about you right now-río yo también.

-Oh, really?-y noto la chulería, fingida, en su voz.

-Haha, yeah, my friends are freaking out ‘cause you know all their names already.

-Oh, that’s sweet.

Aquello me hace recordar a su hermano.

-Yeah, whatever…

-Uhm, I think we could… yeah, let’s have a little chat, all along.

-...what?

Oigo ruido de teclado al otro lado del teléfono. Me llega un mail.

-Click that link, it’s for webchat…with webcam-ríe.

-Oooohoho, they’re gonna freak the hell out.

-Yeah, I know...

-Ego ego EGO.

-Haha, mean girl.

Mis manos tiemblan mientras les tecleo a estos la noticia y el link, y tengo que contener una risita histérica al leer sus reacciones, teniendo a Shannon aún al teléfono. Pero no puedo evitar la carcajada al leer a Elle:

“Y YO CON ESTOS PELOS!!!”

-What? What’s going on?-oigo a Shannon flipar al otro lado del teléfono.

-Oh, nevermind.

-I wonder what you guys say about me...-ríe.

-Well, let’s hang up and start the party!-le digo yo, algo emocionada.

-It’s so sweet that you get so excited, when you already talk to me almost every day.

-But this is different-sonrío yo.

-Let’s see how much-dice, y cuelga.

Y cuando Shannon finalmente aparece vía webcam, parece que la multi del msn va a explotar con la emoción de los demás. Yo misma estoy tan emocionada que me siento casi estúpida. Shannon saluda, y casi puedo oír a los demás gritar, en sus respectivos puntos del mapa. Doy gracias por las nuevas tecnologías, porque los siento tan cerca como si estuvieran sentados a mi lado.

“Hi guys…what’s up?”, y mueve la mano saludando.

Aquello explota con los saludos.

“I’m glad to talk to you Spanish people. You are always full of energy”

Tengo que contener la risa cuando leo algún comentario provocador disfrazado de sutileza, y cuando le veo poner aquella sonrisa torcida me imagino que él también lo lee. En un momento de la conversación, vemos que mira a un lado.

“Oh hey Tomo, look what I have here.”

Nuevamente, la multi explota de emoción, aunque se muestran más calmados por el otro lado. Vemos a Tomo acercarse, y saludar poniendo una sonrisa tonta y caras raras. Me parto.

“But something here is not right. They can see us but we can’t see them”, dice entonces Tomo, poniendo en palabras lo que yo pensaba hace un minuto.

“Oh uhm, that’s right… we want to see you guys too.”

En la multi vuelven a salir los comentarios tipo “y yo con estos pelos”, pero como dicen, da igual, porque no van a poderse ver todos... Sonrío maliciosamente.

“I know how we could do it. I know a site”, tecleo.

La multi estalla. Sin hacer caso, les tecleo una frase: “Poneos guapos, chicos”, y abro una conversación en aquel sitio que permite tener una conversación múltiple y que se nos vea a todos los que tengamos cam.

Cuando envío el link, casi me sale una risa malvada al pensar en los demás preocupados, sobre todo en LAS demás PREOCUPADAS, por ponerse finos para mostrarse. Yo, que venía de la calle, no me preocupo por pijamas ni cosas así.

Se van viendo las distintas cámaras enfocar a estos echelones míos que luchan por ocultar su emoción. Yo, extrañamente, estoy muy nerviosa, pero por ellos. Me contagian. Por Shannon no tengo que preocuparme… me siento ya muy a gusto con él, y verle sólo hace que aumentar esa sensación de bienestar. Me pregunto cómo se me verá partirme la caja al ver las payasadas que hace Tomo ante la cam. A veces incluso se le une Shannon…

“What’s so funny, Alma?”, dice Shannon.

Hago esfuerzos para hablar entre la risa.

“Re…remember…that’s my question” y me río aún más.

“Oh, I remember.”

“Yeah, I remember too” dice Tomito.

Veo al resto sin poder ocultar el asombro, pero enseguida disimulan y pasan a hacer preguntas, y sus propias pullas. Algunos los veo más tímidos que otros, pero afortunadamente veo que ninguno se queda sin hablar. Aunque sólo sea porque Shannon y Tomo, al ver a alguien sin hablar, le llaman la atención. Sonrisas tímidas, balbuceos, por otro lado carcajadas sonoras y pullas sin fin. Pero puedo sentir sus nervios como si fueran míos, e incluso veo a Shann y Tomo un poco abrumados.

“You Spanish people are so funny”

Al final de la conversación, Shannon ya llama a cada uno por su nombre, y Tomo casi casi (lo cual es comprensible porque él no tenía conocimiento de antemano). Finalmente nos dicen que ha sido un placer, pero que tienen que irse…

“…and I’m sorry Jared wasn’t here… Alma”, añade al final, haciendo que no pueda evitar abrir los ojos y la boca alucinada, que mis amigos flipen también, y que él ponga una sonrisa torcida antes de decir el último adiós y apagar.

Es peor disimular cuando todos te están mirando, y te avasallan a pullas sobre lo que acaba de decir Shannon. Me hago la loca, pongo los ojos en blanco, finjo que paso de ellos mirando mi BB, y con disimulo tecleo un mail:

“I’m SO gonna kill you ¬¬”

Y me vuelvo, a calmar a las masas exaltadas.

El siguiente día que salimos, puedo notar las miradas de los demás sobre Adrián y sobre mí. Aquello me hace rechinar un poco los dientes por dentro, reír con ganas por fuera, sonriendo tanto y tan… sin importarme nada que me recuerda aquella famosa frase de “Dientes, que es lo que les jode”. Me parto yo sola al pensar eso, y a mi lado me miran un poco raro… Melisa se parte también, porque ya me conoce y sabe que cuando me da, me da.

Con ánimo de provocar, me siento a su lado, le poso la mano encima de la pierna, me río tontamente… Él sonríe, entendiéndome enseguida, y empieza su propia provocación. Me pasa el pelo por detrás de las orejas, roza suavemente mi mano… Llega un momento en que no sé si estamos jugando con ellos o entre nosotros ya. Me atrevo hasta a recostarme contra él, acomodándome, y me encuentro tan a gusto que le digo:

-Coge una postura cómoda porque nos vamos a quedar así un rato largo.

Le oigo reírse, y aquella risa me resulta tan acogedora como su propio cuerpo. Aunque también, el más mínimo roce hace reaccionar el mío… Le noto rozar mi coronilla con los labios.

Sabía que no aguantaríamos mucho tiempo antes de volver al baño… Reímos, como niños en mitad de una travesura. No sé cuál de las dos bocas busca más desesperadamente a la otra. La pasión y la ternura se mezclan en su beso, sus labios que acogen tan bien a los míos como su abrazo de antes en el sillón, o esta extraña conexión que ya parece haber entre nosotros tras tan poco tiempo. Apoltronados de manera extraña sobre el lavabo, nuestras respiraciones empiezan a agitarse de tal manera que resuenan extrañamente fuertes en aquel silencioso baño. Me quita la chaqueta, baja el escote de mi camiseta hasta que casi la rompe, yo le quito la suya, y cuando voy a abrirle la cremallera del pantalón me detiene y se detiene.

-Eh… no voy a poder contenerme si…

Yo sonrío, una sonrisa dulce de confianza, asiento y vuelvo a hacer amago de desabrocharle, pero él me vuelve a detener.

-¿Aquí? ¿Ya? ¿Ahora?

Me desinflo, y me asalta la vergüenza. Estoy segura de que mis mejillas se colorean.

-Vaya…ahora qué vas a pensar de mí-digo, moviendo la cabeza y chasqueando la lengua con fastidio.

-No es que no quiera-dice como si aquello fuera imposible-, pero… No sé. No contigo.

Aquello me golpea como una maza, y mi cara se descompone en una mueca de dolor. ¿Qué…?

-Me refiero-se apresura a añadir al verme, nervioso-, ¡no quiero que sea así contigo!

Yo le miro alucinada.

-Creí que ya no quedaban hombres así-sonrío entonces dulcemente, y él sacude la cabeza, riendo, algo avergonzado.

-Pues ya ves…

Le como la boca sin poderlo evitar, y cuando se acerca a mí, noto que en realidad, su cremallera necesitaría ser desabrochada. Río mentalmente ante mi propio pensamiento. A pesar de todo, se mueve en plena embestida contra mi cuerpo un par de veces, haciendo que casi me arrepienta de haberle hecho caso. Con toda la emoción, me inclino tan fuertemente contra él que acabamos resbalando hacia el suelo, exclamando los dos a la vez al sentir el frío de los azulejos. Reímos. Sentada sobre él, me separo, recorro suavemente con mi mano las líneas de su torso.

-Vamos a tener que parar-digo de repente, me levanto, intento volver a vestirme, a componerme. Él me mira alucinado desde el suelo-. No me mires así… si seguimos, no voy a poder contenerme-tuerzo la sonrisa.

Se levanta con una risa, sin poder dar crédito. Finalmente vestidos, antes de salir por la puerta, me da un último beso, largo, lleno de pasión.

-¿Sabes? Mi casa está vacía-me susurra al oído.

Cuando me veo a mí misma tirada sobre su cama, de repente me asalta un pensamiento: ¿qué estoy haciendo? Yo no suelo ser así. De hecho, no sé si me gusta el concepto que luego pueda tener de mí. Pero… no veo ningún tipo de juicio en sus ojos, sólo pura y ardiente pasión. Gemela a la mía propia. Y qué si a la mañana siguiente todo cambia. En cualquier otro momento me habría importado, porque seguramente serías el centro de mi vida. Pero ya no. Estoy harta de preocuparme hasta casi la extenuación. Voy a ser libre… Libre para casi arrancarle la camiseta, y desabrochar con tanta urgencia la cremallera de su pantalón que a punto estoy de estropear el resto. Los dos en ropa interior, soy consciente de su piel en mi piel, desde las raíces del pelo hasta las plantas de los pies. Sus manos desabrochan el sujetador, yo lo tiro lejos, luego bajan lentamente, en una caricia, hasta mi cadera… se deslizan dentro de la otra pieza de ropa interior, provocándome un gemido. Se toma su tiempo deslizándola por mis piernas, haciéndome enloquecer, hasta que finalmente se deshace de ella. Yo hago lo mismo con la suya… el contacto entre nuestras partes desnudas, la hinchazón de él, la humedad en mí… Me llena de caricias que son como quemaduras en mi piel. Coge un preservativo, sus dedos se enredan abriéndolo, se nos escapa una risa. Y entonces… Con una fuerte embestida, está dentro de mí. Siento cómo mi cuerpo le acoge con cada nervio. Una nueva embestida. Y otra. Y otra. Y otra… Algo parece estallar en mi cerebro, me quedo sin respiración. Me siento morir.

Pero la muerte es extrañamente dulce.

En los días siguientes, no cojo una sola de las llamadas de los hermanos Leto. Cuando me preguntan por mail, me excuso de cualquier forma. Les hablo como siempre, así que no parecen sospechar nada.

Por otra parte, me fastidia la presión de los demás por etiquetar lo que tenemos Adrián y yo. Supongo que, de querer ponerle nombre, se diría que hemos empezado, más o menos, a salir. Los primeros días nos limitamos a vernos a solas, actuando como si nada cuando salíamos en grupo. Pero un día, mientras caminábamos por la calle hacia los bares, él me cogió de la mano. Yo sonreí, él sonrió, los demás empezaron a cuchichear, y en poco tiempo dejamos de ser el tema de cotilleo.

Lo único que a mí me importa es lo a gusto que estoy con él, cómoda, feliz. Pasión en la cama, ternura en el día a día. Es muy dulce, aguanta mi obsesión Mars/Echelon con nada más que sonrisas, e incluso me hace preguntas, me anima a contarle más. Todo es puke rainbows con él… Pero sin empachar.

Un día hacemos botellón en mi piso. Mis dos compañeras están fuera. Adrián y yo nos las arreglamos para hacer un par de escapadas a mi habitación… Lo normal. Estoy relajada y contenta, me lo estoy pasando en grande.

Suena el timbre. Les miro algo sorprendida.

-¿Esperábamos a alguien más?-toda la gente que yo esperaba ya está en ese salón, pero tal vez alguien ha invitado a algún conocido.

Recibo negativas y sacudidas de cabeza, tan sorprendidos como yo. Frunzo un poco el ceño.

-Espero que no sean vecinos para quejarse del ruido…

-Pero si llaman de fuera.

-No, es que el timbre de abajo y el de aquí arriba suena igual, a veces no sabes de dónde llaman-río yo, saliendo por la puerta del salón.

Yo voy con intención de contestar al telefonillo, pero para ir tengo que pasar por al lado de la puerta principal, y oigo ruidos. Siento un pequeño ramalazo de culpa y algo de miedo. Tienen que ser los vecinos… Abro la puerta con cuidado.

Antes casi de que pueda verlo, el abrazo oso de Shannon me tiene atrapada, llegando incluso a levantarme por unos segundos del suelo.

-Hi, hi, we’re here, Alma!

We? No veo la entrada porque con el abrazo me ha dado la vuelta, pero cuando me libera, me giro lentamente. En el umbral, Jared me mira con una media sonrisa divertida, por la cara que me debe haber dejado aquel invasivo abrazo.

-Hi mean girl-tuerce la sonrisa.

Y cuando da un paso, entrando en la casa, me sorprendo a mí misma lanzándome a darle un fuerte abrazo, haciéndole lanzar una leve exclamación de sorpresa y casi dejándole sin aire. Tras unos instantes, él también me rodea con sus brazos, y le oigo reír suavemente. Su corazón late rápido, pero es normal teniendo en cuenta el susto que le he dado.

-If I didn’t know you better, I’d think you’re glad to see me.

-Oh, you guys have to take a look at that ego thing. Seriously-tuerzo la sonrisa, y Shannon se parte.

-Alma, ¿quién…?-Adrián sale del salón, que da directo con el hall. Justo a tiempo para ver el abrazo que disimuladamente termino al verle. Pero ha visto lo suficiente como para que se le ensombrezca un poco la expresión.

Se hace un silencio algo incómodo. Shannon nos observa atentamente, mientras que Jared parece sólo tener ojos para él. Como si le estuviera escaneando.

-Adrián, estos son…

-Sí, ya, les reconozco-me interrumpe.

El silencio se vuelve aún más incómodo, y Shannon lo rompe ofreciéndole la mano a Adrián.

-Hola, nice to meet you…

-Adrián-contesta a su pregunta no formulada él, algo sorprendido, y le coge la mano sacudiéndosela.

-Yeah, nice to meet you-dice Jared, con esa voz suave que a veces me desconcierta. Porque suele ocultar algo.

Para evitar más silencios incómodos, los hago pasar al salón, donde el resto flipa al verlos, sobre todo algunas de las chicas, obviamente. Hago las presentaciones pertinentes, y los acomodo en unas sillas. Parece mentira cómo destacan entre los demás. No por edad, no por las pintas, no “porque son famosos”. Es que, tienen un aire que difícilmente pueden igualar los demás.

Noto varias miradas, algo elocuentes, o al menos para mí, provenientes de Adrián. No es que me sienta culpable, por nada, pero puedo notar los celos que, supongo, no puede evitar. Sabe lo suficiente… Lo suficiente para albergar ciertas dudas. Y en el fondo me es imposible reprochárselo.

Cómo hacerlo, viendo cómo clava su mirada en mí, sin al parecer prestar atención a nada más en la habitación. Vamos, frontman, para. Pensé que tras tanto tiempo… pensé que no… No puedes hacerme esto.

Shannon, cómo no, enseguida se gana a todo el mundo, mientras que Jared es más bien asediado por las chicas, con las que se me escapa alguna risa al ver sus bocas abiertas y sus ojos chispear casi literalmente contemplándole. Lo que por otra parte no me extraña, pero es especialmente gracioso ahora mismo, no sé por qué.

Aunque mantengo las distancias, dejando que sean los demás los que les rodeen, Adrián sigue mirándome raro, y no se me acerca incluso aunque le invito con una sonrisa que se me borra de la cara. Me levanto y voy a la cocina, queriendo ocultar mi cara de… No sé. El fastidio, la tristeza, la rabia y la frustración se mezclan sin dar una forma definida.

Y el pánico aumenta cuando, al darme la vuelta, veo a Jared observarme desde el marco de la puerta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario