domingo, 10 de abril de 2011

1.

Ah, nada como tumbarse en la hierba y desconectar del mundo con los auriculares puestos y la música a todo volumen. Realmente lo necesitaba. Cuando los pensamientos se me acumulan y acaban como la maraña confusa que son ahora, lo mejor es poner la música y olvidarse. Además, ahora nadie me mira raro al tumbarme en la hierba porque el buen tiempo se abre paso tímidamente por fin. Me gustan los días como éste, cuando no hace demasiado frío ni demasiado calor, ni demasiado sol ni demasiadas nubes. Cierro los ojos e inspiro hondo con una gran sonrisa en la cara. Podrán pasar muchas cosas, pero momentos como éste no me los quita nadie.

Disimuladamente, echo un vistazo alrededor. Todo lo que me permiten obstáculos como los frondosos árboles o algún banco desde mi perspectiva. Se nota que hace buen día por lo concurrido que está esto. Estudiantes sentados en la hierba, como yo, o en las escalinatas del Palacio. Siempre me ha hecho gracia aquello de que se llame “Palacio” a un edificio que parece todo menos un palacio. Yo lo llamaría castillo, fortaleza (aunque carece de foso como para recibir ese nombre). O…bueno, cualquier cosa menos un palacio. No me imagino a orgullosos reyes o presumidas princesas viviendo en un sitio como aquél. Allí dentro no hay nada que lo haga lo suficientemente acogedor como para ser el hogar de nadie. Podría ser un refugio temporal, o un lugar donde encerrar la sabiduría ancestral de siglos. Como lo es hoy en día (o así me gusta pensar a mí). El Palacio de Anaya, sede principal de la Facultad de Filología de Salamanca. No es nada acogedor, ni una sola de las aulas que allí hay lo es. A mí sólo me gusta el claustro, nada más entrar en el Palacio, en el que sientes cómo años y años de sabiduría parecen impregnar cada piedra de aquel edificio. La sobriedad y elegancia de aquel claustro contrasta con la vejez de aquellas aulas con bancos incómodos y disposiciones poco propicias para dar clase.

Otra vez se me ha ido la cabeza. Tengo demasiada imaginación. En un momento he dibujado mentalmente eruditos de tiempos pasados paseando por los pasillos, el claustro, las escaleras del Palacio, ocupados en preservar la sabiduría del mundo. En otro hilo de pensamiento, incluso me he imaginado a hechiceros o alquimistas preparando pociones o encantamientos. Sonrío. Me gusta demasiado la fantasía. Ya no la fantasía medieval o épica, sino la fantasía en la realidad. Siempre en las nubes, me decían a todas horas en casa. Uno de mis mayores problemas. Una de mis mejores soluciones a esos problemas.

Me estiro y desperezo, saliendo de mis ensoñaciones sobre el Palacio. Mi mano choca con algo, y sorprendida vuelvo la cabeza para ver lo que es. Parece un teléfono móvil o algo así… Alargo el brazo para cogerlo, y al acercármelo me doy cuenta: es una BlackBerry. Miro alrededor mío, a la gente más cercana. Jóvenes charlando, algunos con BlackBerry o iPhones, pero ninguno pareciendo echar en falta la suya. De hecho, yo llevo bastante más rato que los grupitos que se han ido formando al lado mío, y ninguno se ha acercado lo suficiente como para haberse dejado, o que se le hubiera caído, aquella BB allí… Intrigada, y como me digo a mí misma, “por si acaso”, empiezo a husmear en ella, para ver si hay algo que me indique quién… Lo primero que puedo deducir es que es de algún guiri, algún Erasmus o así, porque está en inglés…aunque también podría ser algún rarito/a que la hubiera cambiado (para ser sinceros, yo lo he hecho alguna vez, para practicar). Mientras me río de mi propia rareza, voy directa a las fotos, curiosa. En vez de encontrarme con lo que esperaba (posados varios del dueño o dueña y amigos), un montón de fotos extrañas a primera vista se suceden ante mis sorprendidos ojos. Objetos en los que nadie repararía, momentos que en principio no parecen decir nada, y cielos, muchos cielos, nublados, soleados, atardeceres, paisajes… Los ojos se me llenan de lágrimas de emoción sin darme cuenta. La mayoría se habría burlado de estas fotos, pero yo no. Yo… esto… no tiene sentido, pero… Y entonces, aparece la foto que lo desvela todo. Una chica rubia a la que parece que le cuesta sonreír para la foto, con ojeras que parecen al menos de un mes sin pegar ojo, y una mirada que refleja tanto su extenuación que parece contagiarla. Sin embargo, hay algo en su aparente fragilidad, y en el rayito de luz que es su tímida sonrisa, que resulta adorable, y siento cómo me llena la ternura.

Emma.

Al momento siguiente, se me acelera el corazón. ¿Qué…? Por un pelo, agarro la BB antes de que se me caiga al suelo. No puede… Es… Que no puede ser, que esto tiene que ser una coincidencia. ¿Y cómo cojones podría ser una coincidencia, eh? ¿Quién más en la faz de la Tierra podría tener fotos como aquellas? Intentando volver a recuperar un ritmo normal en la respiración, paso a la siguiente foto, como buscando una prueba que niegue… Pero allí está. Tan… Puf.

Frunzo tanto el ceño que casi empieza a dolerme la cabeza, mientras miro fijamente aquella última foto hasta que ni la veo. ¿Y ahora…?

Empiezo a darle vueltas a la BB, como suelo hacer con la mía propia, mientras reflexiono. Está claro que tengo que devolverla. No puedo hacer otra cosa. Ni siquiera necesito una BB, teniendo ya una. Y además... necesito devolverla. Sólo tenerla entre las manos casi me hace temblar. Sacudo la cabeza, y me reprocho mentalmente ser tan patética. No es normal, admítelo. Ni medio normal…

Como siguiendo un impulso, tecleo nerviosa hasta llegar a los contactos. Busco uno en concreto… Sí, allí está. Sin pensarlo demasiado, le doy a llamar. Los segundos que paso escuchando los tonos de llamada se me hacen eternos. Vamos, cógelo ya, coj…

-…hello?-aquella voz grave pero clara casi me hace sonreír. Parece…aliviado. Pero cauteloso al mismo tiempo. Inspiro hondo antes de contestar.

-Hello, I’ve found this and I’d like to give it back.

Silencio al otro lado del teléfono. ¿Habré dicho algo malo? Nunca estoy segura de si mi inglés es correcto, sobre todo en lo que concierne a politeness, y eso me pone muy nerviosa. Estoy demasiado acostumbrada a mi educación y mi diplomacia en mi lengua materna, y cuando no puedo trasladarla al inglés, me siento como…indefensa.

-Yeah, of course, thank you so much, I can give it back to his owner…

Contengo un “I know that”. Tampoco quiero pasarme de lista.

-…so, what can we do to meet and…?

-Well, I have no problem about going wherever and just giving it whoever...-espero que lo que estoy diciendo tenga algún sentido...

-That’s great, ‘cause I can’t go out right now... Err... Can you... Can you just come here? I’ll give you the adress.

Lo apunto en mi BB sin saber cómo, porque mis dedos apenas me responden.

-I can leave it in the reception so you don’t have to be bothered for anything else. I have time now so I’m going there in...-he mirado la dirección en Google Maps-a few minutes. Well, maybe more than a few...-digo casi más para mí misma.

-Great-podría jurar que sonríe al otro lado del teléfono.

-Well, uhm…goodbye.

-See ya-acierto a oír antes de colgar.

Decido tomarme mi tiempo para llegar, así que voy andando hasta el hotel. Total, no es mucho paseo, pero todavía me deja un rato andando. Mejor, porque podré pensar en cómo controlarme y permanecer serena. No quiero parecer… una risita histérica que me sale de no sé dónde sorprende a los transeúntes que pasan en este momento por mi lado. Perfecto… Que ya no tienes 15 años. Compórtate.

Me siento algo culpable cuando me descubro curioseando un poco más las fotos de la BB. No puedo ser plenamente consciente de lo que significa aquella BB… No puedo dejar que ese pensamiento me domine o perderé el control. No puedo dejar de mirarle, y eso me hace sentir aún peor. Y cuando descubro una sonrisa, tengo que obligar a mi corazón a comportarse también. Durante unos segundos que pesan sobre mi cabeza, pienso en “coger prestada” alguna foto… Sólo para mí, nada más… Por suerte o por desgracia, mi sentido común gana a mi tentación. Es absurdo, ¿qué haría si alguien la descubre…? No, lo mejor es librarse de aquello cuanto antes, y a ser posible, olvidar que pasó.

Así, perdida en mis luchas internas, llego a la puerta del hotel. Ya sólo mirarla me abruma. No sé si voy a poder entrar… Me miro la ropa. Mis… “pintas” no parecen muy apropiadas para un sitio así. Suspiro. Si lo pienso bien, nada de lo que pueda encontrar en mi armario parece apropiado para aquel sitio, así que da igual. No puedo hacer nada con eso. Seguridad. Todo lo que necesito es aparentar la mayor seguridad y aplomo del mundo.

Mis pasos son firmes, demasiado firmes tal vez, cuando atravieso la puerta y me dirijo al mostrador, notando alguna mirada indiscreta. El dinero no da modales, pienso. Siento unas pequeñas náuseas, unidas al deseo de dar un par de bofetadas. Pero nada de eso se nota en mi expresión neutra y desde luego decidida. A veces, mi tozudez me ayuda. No pienso más que en lo que he venido a hacer, y en acabar cuanto antes.

La recepcionista no da muestras de sentir ningún rechazo hacia mis… pintas, al menos a primera vista. Pongo mi sonrisa más diplomática, y esta voz suave y, o al menos pretendo, inocente que pongo en casos como éste.

-Perdone, venía a entregar esto para la habitación 219. Es muy importante-poso la BB sobre el mostrador, pero como sin decidirme a dejarla del todo.

-¿Habitación 219?-repite la recepcionista con voz profesional mientras consulta el ordenador-. ¿Quiere que avise al… Sr. Foster de que está aquí?

Me quedo un poco pillada cuando oigo ese nombre. Entonces recuerdo que él también me lo dijo… Se ha registrado con un nombre falso. Muy inteligente. Sonrío para mí, mientras la recepcionista me mira, esperando.

-Ehm…no. Mejor no. Sólo quiero asegurarme de que recibe…-hago un gesto señalando la BB, todavía sin estar muy segura.

-No se preocupe, aquí estará en buenas manos. Se la haremos llegar enseguida, si usted no quiere entregarla personalmente-la sonrisa de la recepcionista, que parece sincera, me tranquiliza un poco. Es una chica joven, y no veo ningún signo de rechazo a mi aspecto. Puede que hasta hace muy poco, o incluso todavía en su vida normal, ella no vaya muy diferente a mí… De repente, me siento realmente a gusto, y eso me da un poco más de compostura.

-Pues muchas gracias…-sonrío yo también ampliamente.

-¿Quiere dejarle algún mensaje…?-me pregunta amablemente.

-No-contesto rápidamente, y luego dudo-. Bueno, sí…háganle saber que la encontré en la Plaza de Anaya, y que la devuelvo tal y como me la encontré.

-¿Su nombre es…?-prosigue ella, muy profesional.

-¿Es necesario?-dudo, algo incómoda.

Me mira algo nerviosa.

-No necesariamente, pero no estaría mal…

Al ver su cara como de apuro, decido facilitarle las cosas. Total, no pierdo nada por darle mi nombre. Es sólo mi nombre. Me sonríe cuando se lo doy, y lo apunta en un papel que deposita en una caja, y cuando hace amago de ir a guardar también la BB en ella, oigo a mi espalda:

-So, you were leaving. For real-parece divertido con la idea.

Noto el corazón resbalar por mi garganta. Menudo susto. Menuda sorpresa… Con tranquilidad, me doy la vuelta y me enfrento a aquella mirada que, con su intensidad, podría tirarme de espaldas. Sin embargo, aguanto el envite y me mantengo todo lo serena que puedo mientras respondo con una sonrisa:

-I was. There it is-señalo a la BB que parece relumbrar en aquella cajita forrada de terciopelo.

-I know, I know-me mira con aquella sonrisa torcida y su ceño fruncido, tan característicos, que podrían intimidarme (más) si no supiera ante quién estaba.

-So, everything’s OK now. Goodb…

-Easy, easy-me frena con uno de aquellos potentes brazos, sin dejarme escapar-. Would you please give me some minutes to explain how…?

-Actually, I’m in a hurry, and I’m afraid I won’t be able to...-intento desesperadamente “huir” mientras la recepcionista nos mira un poco alucinada.

-I’m sure you won’t mind spend…err…a few minutes more… as you didn’t mind coming here-acentúa su sonrisa, y yo apenas puedo contener el aceleramiento en el corazón.

Me rindo.

-OK, I don’t really mind, if that’s what you want-pero mi tono deja traslucir un fastidio que no le puede pasar desapercibido. Aunque parece sonreír aún más.

-Come with me-y me guía hasta el ascensor, marca la planta y luego sale de él, diciéndome:-. Wait for me at 219, I’ll be there in a moment.

No puedo disimular ni un bufido de incredulidad ni abrir los ojos con asombro, mientras él desaparece con la sonrisa más torcida y algo maliciosa que le he visto jamás tras la puerta del ascensor que se cierra.

Palabrotas y más palabrotas que no puedo evitar mientras el ascensor sube, bruscamente interrumpidas cuando oigo la puerta abrirse, y algún huésped escandalizado del hotel me mira mientras me escabullo fuera y les dejo pasar. Cuando desaparecen, miro aquel largo y lujoso (como todo en aquel hotel) pasillo. Tuerzo un poco la boca al ver algunas cosas de la decoración. Los ricos tienen unos gustos muy raros, o si no no me lo explico. Busco y rebusco hasta dar con la puerta de la 219. Me planto delante, sintiéndome algo estúpida. Ahora ¿qué? A esperar hasta que el señorito se decida a venir. Pensaba que él era algo mejor… Al menos un poco mejor que… Refunfuño para mí, y siento ganas de golpear algo, pero me limito a descargar mi frustración dando una ligera patada al suelo y un gritito que, realmente, resulta patético. De la habitación de enfrente sale lo que, sin duda alguna, debe ser uno de sus… guardaespaldas, o algo. Por la corpulencia y la actitud.

-Excuse me, miss. What’s the matter?

-No…nothing-acierto a musitar. Aquel tiparrón sí que me intimida-. Nothing at all, thank you.

-Sorry for the inconvenience, but you shouldn’t be right there standing still. I’m gonna ask you to move...

-I’m waiting for Mr. Leto-digo con mayor firmeza que antes-. I mean, Mr. Foster-me corrijo, algo dubitativa-. Whatever-digo en voz más baja.

-Oh-aquel tiparrón mira a su compañero, también bien corpulento, que ha salido a mirar qué pasaba, e intercambian una sonrisa cómplice-. Did Mr. Leto tell you to wait here?

-Yes…-frunzo yo el ceño, no muy contenta con lo que parecen significar aquellas sonrisitas y miradas entre los dos.

-I didn’t mean to bother you, miss-dice con profesionalidad y seriedad. Entonces oigo, en el televisor encendido de su habitación, una sintonía que me resulta familiar. Sin querer, casi me pongo a bailarla. Desde luego, hago las palmadas cuando toca, y aquellos tiparrones me miran algo divertidos.

-Are you watching Friends?-pregunto yo, ilusionada sin saber por qué.

-Yeah…-me responde el guardaespaldas, o lo que sea, como algo confuso.

-Would you do me a favour? Can I go in and watch it a little till Mr. Leto arrives? I don’t know how much he’s gonna last, and I think I’ll die out of boredom and people may look at me strangely and...

Ellos me miran divertidos. Yo aumento mi sonrisa, mi mejor sonrisa.

-Come in, miss-me hace un gesto con el brazo.

Cuando llega, me encuentra riendo y casi armando escándalo (la puerta ha quedado abierta para vigilar cuando volviera), entre crujidos de patatas y nachos varios y sorbos de cerveza. Se asoma, parece algo confuso, pero su mirada sigue siendo igual de intensa. Al verlo, aquellos dos tiparrones, que fácilmente le sacan un buen trecho en altura, parecen encogerse, algo avergonzados.

-Mr. Leto…err…here’s…miss Black wanted to…

-It’s OK, it’s OK-le tranquiliza él con un gesto y aquella voz profunda.

-Thanks Tom, thanks Bill, I’ve had real fun-me despido dicharachera, con aquella actitud de casi adolescente que me sale a veces. Salgo de la habitación y me dirijo a la puerta de la 219 sin apenas dejarle tiempo de decirles algo más.

-Bye miss Black-me sonríen ellos, despidiéndose con la mano.

Él parece dudar un momento, hasta que me muevo algo impaciente, haciéndole ver que espero a que abra la puerta. Otra vez aquella sonrisa torcida. Abre la puerta por fin, y con un gesto me conduce dentro.

Aunque no lo hago notar, entro con algo de miedo y el mayor respeto del mundo. Quiero decir, no es cualquier habitación… aunque aquello sólo sea una habitación de hotel, sigue siendo su habitación de hotel. Me quedo allí de pie plantada, y él sonriendo me ofrece asiento.

-Oook-dice acomodándose en su sillón-, tell me.

Hay una pausa hasta que comprendo que no va a seguir.

-T…tell what?-casi balbuceo, algo sorprendida.

-How did you find it?-sacude la BB con la mano.

Le explico la historia, en mi inglés algo renqueante, mientras él escucha atentamente.

-Uhm, we were there, it can be-dice pensativo.

Me encojo de hombros, y él sonríe.

-You’re funny-dice de repente.

Vuelvo la cabeza para fulminarle con la mirada.

-Am I? Really?

Él ríe aún más al ver mi reacción. Sólo hace que aumentar mi cabreo.

-I mean… I can’t understand.

-What-salto ya bruscamente, casi olvidando con quién hablo.

-I remember you-dice entonces, y al principio me quedo confusa, pero algo en su mirada profunda me hace recordar… No puede ser… Estoy segura, por cómo se calientan mis mejillas, de que debo haberme puesto como un tomate.

-Remember…what?

-You were the angry girl. Of all of you guys I hugged in Madrid. You were the one I almost didn’t hug-se ríe al recordarlo, mientras yo siento más y más vergüenza.

-I wans’t angry-salto yo, intentando explicarme-. It just looked like I was angry. Sometimes, when I’m surprised...

-You looked like you were gonna punch me right in the face-¿se burla de mí? Porque no se lo voy a permitir...

-Because-el volumen de mi voz aumenta un par de decibelios-, when I get surprised by something there are many times I don’t know how to react, and my attitude can look agressive…but…

-It’s OK, it’s OK-ríe él, haciendo gestos con los brazos como para calmarme-. I finally hugged you, right? And you didn’t punch me.

Todavía le miro algo recelosa, pero él me sonríe, y su sonrisa parece sincera. Se la devuelvo tímidamente.

-I can’t believe you remember…

-I remember because of that! Because I really thought you were gonna kick my ass or something like that-ríe-. Not that you could really do it-sus potentes bíceps se tensan un poco como una silenciosa advertencia-, but...

Alzo una ceja ante esa demostración de fanfarronería.

-Sure. I’d never do it anyway.

Parece sorprenderse.

-Really? Oh well, you’d never dare-dice como si fuera evidente.

-Now I’m in the mood-suelto yo entonces-, even with those huge arms of yours-me cruzo de brazos y le fulmino nuevamente con la mirada. No puedo evitarlo. Siempre me pongo a la defensiva. Y el hecho de ser precisamente él no hace más que empeorarlo… Los nervios, la falta de control. Me matan.

-But however, you gained in a moment those guys’ sympathy-señala a la puerta, y supongo que al otro lado del pasillo-. I mean, I remembered you in one way and then you seem to be another…

Me revuelvo en mi asiento algo incómoda.

-I’m not going around punching people’s faces, you know. But, what’s the point here?-digo entonces, algo impaciente ya.

-Point?

-What did you bring me here for? To remember that horrible yet fantastic moment? I thank you very much for that day. I could thank you for many things. But can I go now?

-What’s the hurry?

-I have a life-medio refunfuño yo.

Me sorprendo al oírle soltar una carcajada que se mete dentro de mí, resultando en una agradable y cálida sensación en el pecho.

-“I have a life”! That’s the best answer I’ve ever heard…!-parece que mi estúpida frase, inexplicablemente, le ha hecho mucha gracia, porque ríe y ríe sin parar.

-So, can I?-me remuevo otra vez, más y más incómoda a cada segundo.

-Can we have just a little chat? I have some questions...

-Shoot it out-me cruzo de brazos, resignada. Me veo incapaz de decirle que no.

-Why have you done this?

Hay un momento de silencio antes de que pueda responder.

-This what?

-Coming here. Giving it back-señala la BB.

-Oh-dejo escapar yo sin darme cuenta-. Well… it’s obvious.

Él frunce algo el ceño, mirándome fijamente, como si me escaneara.

-Obvious? What’s obvious?

Le miro sorprendida de que me pregunte aquello. ¿Me vacila?

-He can’t live without that stupid BB-digo yo, y otra vez me sale algo bruscamente, la señalo con un enérgico movimiento de brazos, y luego los cruzo y me encojo de hombros, alucinada de que haya tenido que decirlo. Es de dominio popular, por favor…

De nuevo aquella torcida sonrisa que parece siempre ocultar algo. Él parece más fácil, incluso simple, dicen todos… A mí no me lo parece. Me parece que precisamente en aquella aparente sencillez radica su complejidad.

-That’s true-acentúa su sonrisa-. And that’s why it’s even more surprising…

-I’m not risking anybody’s life by keeping that BB with me-salto yo entonces, comprendiendo al fin, o eso creo, lo que quiere decir.

Abre bastante los ojos, y me mira alucinado.

-Risking…risking what?

En mitad de mi confusión y mi impaciencia por aquella conversación sin aparente sentido, he dicho más de lo que debería… Mierda.

-Just kidding. I mean, I’m sure he’s very upset and wants his dear BB back… So I brought it here as fast as I could.

-Oh, he is very upset. But what was that about risking...?

-Everything’s OK now-no le dejo hablar, pero ya todo me da igual-. The BB is back, he’ll be happy, you’ll be happy for him, the Echelon will be happy that the frontman finally got his BB back, ‘cause I’ve seen he already tweeted about it, and those people are crazy about you and can do anything to...

Reparo en que me observa soltar todo aquel torrente de palabras sin abrir la boca, a mitad de camino entre el absoluto asombro y la diversión.

-You know everything, right?-parece realmente divertido. Siento la rabia arder en mis venas. Sé que es estúpido, pero no lo puedo evitar.

-…and as everything’s OK, there’s no point I stay here, not for a single minute.

-Can’t you just…stay a little longer? My brother’s about to come. I want him to thank you for this.

Una risa incrédula me sale de dentro.

-Yeah…sure. Nice to meet you. Goodbye.

Realmente tengo intención de irme, cuando llaman a la puerta, él la abre y... Allí está. Lo que quería evitar a toda costa.

-Hi, bro. Where is it?-entra veloz como una bala, y parece no reparar en mi presencia.

Con su mejor sonrisa torcida, su hermano alza la mano derecha, en la que sostiene su apreciada BB. A pesar de lo que sé, no es otra cosa que total asombro lo que siento cuando veo cómo se le ilumina la cara y casi se tira en plancha, y la coge con un alivio que casi raya lo absurdo.

-You’re back, baby. You’re back-susurra, y podría jurar que con puro amor.

Se me escapa la risa al oír eso. Él se vuelve bruscamente, y me mira con ojos como platos por un segundo. Al instante se recobra, y dice:

-Oh…err…hi?-y mira a su hermano.

-Hello-digo con un hilo de voz. Él sigue mirando a su hermano, que por alguna extraña razón parece encontrar aquello muy divertido-. I’m right here, thanks-suelto entonces, frunciendo el ceño. Al segundo me arrepiento de aquella actitud infantil.

Finalmente vuelve la vista hacia mí, otra vez con los ojos bien abiertos, y como mirándome por primera vez.

-I can see that-dice con aquella voz suave.

-So if you wanna know what am I doing here, just ask-sigo frunciendo el ceño. Doy énfasis a mi frase cruzándome de brazos.

Sabiendo lo que sé de él, espero un enfado, pero no aquella sonrisa queda.

-What are you doing here, miss?

Aquella actitud cortés, totalmente artificial, me saca aún más de mis casillas.

-I brought your baby back-alzo las cejas y pongo mi sonrisa más provocadora.

Puedo ver, como si la sintiera yo, la rabia que arde por sus venas, pero que él controla después de años de experiencia. Lo sé porque yo soy igual.

-Oh my. Really?

De repente, sin saber por qué, siento que la tristeza me invade.

-Yeah-digo entonces, sin apenas un rastro de mi actitud fanfarrona de unos segundos atrás-. I know it’s important, so… there it is. I’m done here. Goodbye.

Antes de que ninguno de los dos pueda reaccionar, salgo corriendo por la puerta de la habitación, corro a lo largo del pasillo. No me arriesgo a coger el ascensor y bajo apresuradamente escalones y escalones. No consigo respirar del todo hasta que, tras decirle adiós con una sonrisa a la recepcionista amable, salgo finalmente de allí.

Lo sé, siempre he sido una cobarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario